Marcelino fue el noveno hijo de una familia profundamente cristiana. Nació en Marlhés (Francia) y desde pequeño vivió en su casa una especial devoción a Maria. Ya crecido, se ordenó sacerdote, desarrollando su vocación por la enseñanza. Su encuentro con el joven Montagne, es una experiencia fundante que despierta en su interior el llamado a la acción.
“Para educar, hay que amar”. Con esa idea clara en la cabeza y en el corazón, fundó en 1817, el Instituto de los Hermanitos de María, para acompañar a los niños y jóvenes, especialmente a los más desatendidos. En 1863 la Santa Sede lo aprobó como Hermanos Maristas de la Enseñanza. El 18 de abril de 1999, el Papa Juan Pablo II canonizó a Marcelino Champagnat.
El centro de su misión era “dar a conocer a Jesucristo y hacerlo amar”, viendo en la educación el medio de llevar a los jóvenes a la experiencia de la fe, y de hacer de ellos “buenos cristianos y buenos ciudadanos”.
Hoy, el sueño de Marcelino sigue presente en más de 75 países en los 5 continentes. Los Hermanos comparten su misión con miles de laicos que abrazan el carisma con igual compromiso y dedicación.
De las 26 provincias maristas organizadas a nivel global, nosotros pertenecemos a la provincia Marista Cruz del Sur, que nuclea a las obras de Argentina, Paraguay y Uruguay. (link Maristas Cruz del Sur)